domingo, 14 de agosto de 2011








Esto no es algo que se pueda elegir. Simplemente surge. Poco a poco lo notas, notas como se va introduciendo dentro de ti, es como una sombra que se arrastra hacia tu interior helándote de dentro a fuera. Te quedas pensando en por que, ¿por que tiene que volver a pasar? Son escalofríos que recuerdas bien pues han estado presentes en tu vida mucho tiempo.

Eso es lo malo de todo esto, comienzas recorriendo un camino cuyo final no alcanzas a ver, deambulas entre las hojas caídas arrastrando contigo tus pies, unos pies movidos por la inercia de una cabeza sin rumbo, preocupada solo en el mañana, un mañana que ni siquiera sabe si va a llegar.


Con la cabeza agachada por miedo al horizonte piensas en cada paso dado tratando de reforzar el siguiente.


Y una vez que logras llenar los pulmones de aire, notas como la lluvia recorre cada parte de tu cuerpo sintiendo que nada puede pararte, mirando al cielo y riéndote de todo y de todos, este es mi momento y nadie me lo va a quitar.

Pero la lluvia arrecia y se vuelve fría, aquella sensación de libertad se va ahogando entre el murmullo del goteo cada vez mas insistente, notas el barro por tus tobillos y mueves los pies tratando de sacarlos hasta que te das cuenta: cuanto mas te esfuerzas por salir, mas abajo te hundes.


Tu mente es una baraja de naipes con la que puedes construir todo aquello que puedas imaginar…

…pero es duro sentir el soplo de aire que de vez en cuando amenaza su estabilidad.

No hay comentarios: